El milagro sobre el hielo

La Guerra Fría fue una confrontación entre dos superpotencias como Estados Unidos y la Unión Soviética, que buscaban la supremacía del mundo a través de modelos diferentes. Esa supremacía fue disputada a todos los niveles, destacando obviamente el militar, por las que tuvo para los habitantes de la Tierra y, sobre todo, por el miedo a  las consecuencias que se podrían haber derivado. Sin embargo, existieron otros terrenos donde se trasladó la lucha de las dos potencias, como en la carrera especial. El deporte, no quedó ajeno a esta lucha, no en vano el deporte es una especie de Guerra por otros medios. El quedar primero en los Juegos Olímpicos, por delante del otro país, era una especie de victoria ante el mundo, demostrando ser el país que dominaba en el panorama deportivo. Ciertos momentos de aquella lucha deportiva destacan por encima de otros, uno de ellos es el llamado Milagro sobre el Hielo, la final de Hockey Hielo que enfrentó en los JJOO de 1980 a la Unión Soviética y a Estados Unidos.

Los Juegos Olímpicos de Invierno de 1980 fueron celebrados en la ciudad norteamericana de Lake Placid. En cuanto al Hockey sobre Hielo, la Unión Soviética permanecía invicta desde 1964, además de haber ganado en el Madison Square Garden a los americanos por 10-3 en un partido de preparación. Los rusos contaban con un equipo amateur, pero bien ganado por el gobierno ruso con grandes estrellas reunidas en el CSKA de Moscú, el equipo del ejército rojo. Estados Unidos, pese a la existencia de la NHL, llevaba un equipo de jóvenes universitarios que, a priori, poco tenían que hacer ante los experimentados rusos.

Sello de Paraguay que conmemora el "Miracle on the ice"

El ambiente estaba muy enrarecido entre ambos países por la Invasión Soviética de Afganistán, y Jimmy Carter ya había anunciado que Estados Unidos no iría a los Juegos Olímpicos de Verano, que habían de celebrarse en Moscú. Este enfrentamiento hizo resurgir el patriotismo de los americanos, que llenaron el pabellón olímpico para animar a los suyos, que habían llegado a la final tras arrasar a todos los rivales, igual que los soviéticos. Se habían clasificado en una liguilla junto a Suecia y Finlandia, pero todo el mundo daba este partido como la auténtica final del torneo. El técnico americano, Herb Brooks preparó a conciencia el partido sobre el 10-3 de la preparación: «Habéis nacido para jugar, habéis nacido para estar aquí, este es vuestro momento». Toda una declaración de intenciones.

El conjunto de Tikhonov contaba con enormes jugadores como Fetisov, que después haría carrera en la NHL. Se adelantaron hasta en tres ocasiones, llegando al último periodo con 3-2 a favor de los soviéticos. Ahí dio la vuelta al partido Estados Unidos con los goles de Johnson y Eruzione y aguantó las acometidas soviéticas. El público americano se levantó en todo el país para aplaudir a sus jugadores, pese a que el encuentro fue emitido en diferido por desavenencias con la televisión. Estos jugadores pasarían en su mayoría a jugar a la NHL, ya convertidos en auténticos héroes que han inspirado algunas películas, en una de las batallas deportivas más legendarias de la Guerra Fría.

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